Beneficios de vivir en un pueblo con niños

La vida moderna en entornos urbanos suele ser muy agitada, con poco tiempo para compartir con la familia y participar más activamente en la educación de tus hijos. Por lo general, los niños llevan vidas ocupadas, en las que tienen que ajustarse a horarios estrictos.

Debido a que los padres deben trabajar un gran de número de horas al día, y no siempre hay cuidadores de la familia que puedan atenderlos en casa, suelen ir a guarderías. Además, según su edad, deben tener una mayor vigilancia al hacer sus actividades de ocio y juegos, debido a que las personas a su alrededor suelen ser desconocidas.

En los últimos tiempos, una mayor proporción de familias están evaluando la vida rural y mudarse a poblados pequeños, con pocos habitantes. Esto tiene algunos inconvenientes y diversos beneficios, particularmente cuando decides ir a vivir un pueblo con niños.

Beneficios de vivir en un pueblo con niños

En muchos países de Europa, particularmente en algunos de la zona Mediterránea, como España, las zonas rurales se están quedando despobladas. Asimismo, en un alto porcentaje de estas poblaciones, no hay parejas jóvenes con niños, por lo que van quedando abandonados.

Hay otros entornos rurales, con una población más numerosa y activa, que combina muchas de las bondades de la vida urbana con una más rural. En cualquiera de estos casos, plantearse ir a vivir a un pueblo, te brinda un gran número de ventajas cuando tienes niños:

Mayor seguridad y sensación de libertad

Uno de los mayores beneficios al vivir en un pueblo, es que los niños tienen mayor libertad de movimiento, ya que las personas a su alrededor son conocidas. Esto brinda confianza a los padres, para dejarlos jugar sin una supervisión tan estrecha en cada momento.

En estas condiciones, los pequeños adquieren más seguridad, aprenden a moverse solos y a tomar decisiones por sí mismos en distintas circunstancias. Asimismo, si tienen un problema, se sienten confiados en solicitar ayuda a los vecinos, personas con las que ya han interactuado y que suelen formar parte del entorno familiar.

Contacto directo con la naturaleza

Indudablemente, cuando un niño vive en la ciudad, sus posibilidades de estar al aire libre y en contacto con la naturaleza son reducidas. En cambio, en un pueblo, el campo se vuelve su patio de juegos y muchos de sus juguetes son elementos que encuentran a su alrededor.

Esto es ideal para su desarrollo, ya que suelen hacer muchas actividades físicas, que contribuyen a que mejoren habilidades como equilibrio, coordinación y concentración. Por otra parte, al tener menos recursos para la distracción que dan satisfacción inmediata, se suele potenciar el uso de la imaginación y la creatividad.

Los niños aprenden sobre el funcionamiento de la naturaleza por vivencias directas, además de estar en contacto con animales y plantas. Esto contribuye a que mejoren sus conexiones emocionales y su compromiso medioambiental.

Condiciones favorables para una salud más sana

Cuando se vive en ciudades, se está sometido más directamente a un ambiente con mayor contaminación y los niveles de estrés suelen ser más altos. Asimismo, muchas veces no hay tiempo suficiente para hacer comidas saludables, y se tiende a recurrir a alimentos procesados y comidas rápidas.

En los pueblos, los ritmos suelen ser mucho más tranquilos, por lo que las personas, incluidos los niños, se sienten más relajados. Por otra parte, el aire suele ser mucho más puro, el agua de mejor calidad y se tiende a consumir una mayor cantidad de alimentos frescos.

Desde ValenciaNoticias, nos indican que hay opciones que facilitan el traslado de familias con niños a pequeños pueblos, inmersos en entornos naturales. Es una experiencia que permitirá a tus hijos, desarrollarse en un ambiente mucho más saludable y con menor cantidad de elementos que generen estrés.

Capacidad de relacionarse con las personas

Una parte clave en el desarrollo de los niños, es su capacidad de socializar y vivir en comunidad, por lo que un pueblo puede ser ideal. En estos entornos, es mucho más común que los pequeños tengan interacción con adultos y personas mayores, que los ayuda a tener mayor capacidad de comunicación.

Los chicos aprenden a conectarse con personas de distintas edades, se sienten en mayor libertad de expresar sus opiniones y participar en actividades que se realizan en el pueblo. Todos son más cercanos, conocen de la vida de los niños y esto lleva a que se relacionen con mayor confianza, en un ambiente en el que se sienten seguros y protegidos.

Aprender de las tradiciones y costumbres locales

La vida vertiginosa de las ciudades, deja poco tiempo para compartir con la familia y los amigos, mucho menos para disfrutar de fiestas y costumbre tradicionales. En los pueblos, esto forma parte de la vida cotidiana y es un medio excelente para fortalecer las habilidades sociales de los niños.

Generalmente, en muchas de las celebraciones que se realizan a lo largo del año, los pequeños suelen tener un papel protagónico. Hay actividades que se organizan exclusivamente para su disfrute y muchas en las que son responsables, lo que va afianzando su sentido de pertenencia.

Un aspecto de gran valor, es que los adultos mayores, a su alrededor, les transfieren mucho del conocimiento tradicional de la comunidad. Así, los chicos aprenden de su historia de una forma mucho más amena y sintiéndose reflejados e identificados con sus costumbres.