Diferencias clave entre la anorexia y la bulimia

Los problemas alimentarios, conocidos como trastornos alimentarios, se caracterizan por alteraciones serias en la conducta relacionada con la comida. Hay dos diagnósticos específicos: anorexia nerviosa y bulimia nerviosa, junto con el trastorno por atracón y una forma mixta llamada anorexia-bulimia. Entonces, ¿cómo podemos distinguir entre estas cuatro enfermedades?

La anorexia y la bulimia son dos condiciones distintas, pero consideradas como aspectos de una misma realidad. No podemos prever por qué alguien desarrollará bulimia en lugar de anorexia, o viceversa. Ambas condiciones tienen su origen en desequilibrios en la vida y comparten el síntoma común de establecer un control obsesivo e inapropiado. Mientras que la anorexia se caracteriza por un exceso de control, la bulimia experimenta una pérdida de control significativa.

¿Qué es la anorexia?

La anorexia se presenta con:

  • Anorexia: Se trata de la negativa a comer, una disminución notable en la ingesta de alimentos y una restricción obsesiva que conlleva a la hipofagia.
  • Pérdida de peso: Se evidencia con un Índice de Masa Corporal (IMC) inferior a 18,5.
  • Amenorrea: Implica la ausencia de períodos en niñas o mujeres, vinculada a un trastorno endocrino.

Existen dos tipos de anorexia:

  • Tipo restrictivo: Se caracteriza por una prácticamente nula ingesta de alimentos.
  • Tipo anorexia-bulimia: Como su nombre indica, es una mezcla entre anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Aquí, la restricción obsesiva se entremezcla con episodios de bulimia, donde el deseo de control de la anorexia lleva a conductas compensatorias inadecuadas, como vómitos, uso de laxantes, diuréticos y, frecuentemente, hiperactividad física.

La anorexia parece encontrar terreno fértil en sociedades modernas que idolatran la delgadez. No se limita a los jóvenes ni exclusivamente a las mujeres. La anorexia nerviosa, antes considerada principalmente en menores de 25 años, ahora afecta a diversas edades y géneros. No es suficiente simplemente desear estar delgado para padecer anorexia.

Hoy en día, esta enfermedad se presenta en diferentes grupos, incluyendo bebés con “anorexia infantil,” niños menores de 10 años (donde el 90% son niños), adolescentes (donde el 90% son niñas) y adultos mayores de 25 años con “anorexia tardía” (también predominantemente en mujeres en un 90%).

Como leemos en Cotilleo.es actualmente hay diferentes síntomas que pueden revelar que una persona está sufriendo de anorexia nerviosa. Los síntomas más comunes son la pérdida de peso importante, preocupación por la comida, no comer delante de los demás porque no va a comer posteriormente, modificación de la apariencia física, debilidad y cansancio, alteraciones en la menstruación o emociones polarizadas.

¿Qué es la bulimia?

La bulimia ocurre cuando alguien experimenta episodios recurrentes de atracones, al menos una vez por semana durante tres meses. Durante estos episodios, la persona consume grandes cantidades de alimentos en un lapso limitado, generalmente menos de 2 horas. Es crucial señalar que estos atracones no son desencadenados por la sensación de hambre y no generan satisfacción.

Adicionalmente, la bulimia se manifiesta con una sensación de falta de control sobre la conducta alimentaria durante los episodios de atracón. También se observan patrones recurrentes de comportamientos compensatorios inapropiados, cuyo objetivo es evitar el aumento de peso.

Las personas que padecen bulimia suelen mantener un peso igual o superior al mínimo recomendado, con un índice de masa corporal (IMC) superior a 18.5.

Existen dos variantes de bulimia:

  • Bulimia nerviosa: Incluye atracones acompañados de conductas compensatorias.
  • Atracones: Se caracteriza por episodios de atracones sin la presencia de conductas compensatorias.

Diferencias entre anorexia y bulimia nerviosa

Cuando alguien padece anorexia nerviosa, experimenta una reducción en la respuesta placentera hacia la comida. En este contexto, la capacidad de experimentar placer hedónico disminuye significativamente, lo que facilita la práctica de restricciones extremas en la ingesta alimentaria. Esta situación puede ser vista como el deseo de quienes sufren de bulimia. La emocionalidad se ve afectada debido al excesivo control sobre uno mismo, dando como resultado que la persona se muestre preocupada e introvertida, como si la anorexia le exigiera desaparecer.

En contraste, en el caso de la bulimia nerviosa y la hiperfagia (Trastorno por Atracón), se observa una marcada sensibilidad hacia las propiedades gratificantes de los alimentos, ya que brindan una sensación de calma, alivio y bienestar. Esta conexión con la comida a menudo genera sentimientos de culpa. La impulsividad, la pérdida de control y los comportamientos alimentarios compulsivos surgen debido a la alteración en el sistema de estimulación/respuesta del cerebro.

¿En qué se parece la bulimia y la anorexia?

La forma en que uno percibe su propio cuerpo, así como la deteriorada autoimagen, son características fundamentales tanto de la anorexia nerviosa como de la bulimia. Las personas que sufren estos trastornos encuentran dificultades para aceptarse tal como son, pierden de vista sus propios valores y llegan a confundir su existencia, su ser, con la apariencia de su cuerpo. En este contexto, alcanzar la delgadez se convierte en un objetivo supremo, considerado como la única vía hacia una posible felicidad. Este desorden en la vida se manifiesta a través de una baja autoestima, la falta de afirmación personal y, con frecuencia, el síndrome del impostor.

En los casos de bulimia, también se observan pensamientos anoréxicos tan fuertes como los presentes en la anorexia nerviosa. Estos pensamientos generan una obsesión y una capacidad para mantener el peso mediante un control obsesivo restrictivo, e incluso permitiéndose tener episodios de crisis alimentarias. Por ejemplo, “no como nada durante el día para permitirme ‘colarme’ por la noche con 2000 calorías”. El miedo a ganar peso sigue siendo muy pronunciado en estos casos.

¿Cómo se pueden tratar estos trastornos?

Para abordar los Trastornos de la Alimentación de manera efectiva, es crucial contar con un enfoque terapéutico que involucre a diversos profesionales. Es necesario que psiquiatras, psicólogos, dietistas conductuales, psicomotricistas y sofrólogos estén especializados en trastornos alimentarios. Los dietistas-nutricionistas conductuales emplean varias herramientas terapéuticas, como el análisis funcional de los alimentos, los principios del mindfulness, la terapia ACT, la nutriterapia e incluso la psiconutrición, con el fin de brindar un apoyo integral a sus pacientes durante el proceso de recuperación.

Entonces, ¿cómo se puede obtener ayuda? El primer paso, que implica una dosis significativa de valentía, es concertar una cita inicial para llevar a cabo una evaluación de los trastornos. Esta evaluación permitirá diseñar un protocolo de tratamiento adaptado a las necesidades específicas de cada persona.